Tienen muy mala fama, pero realmente los teleoperadores llevan a cabo un trabajo imprescindible para muchas empresas y, en la mayor parte de los casos, lo hacen de una manera muy profesional. Muchas personas se preguntan por qué les llaman diferentes teleoperadores, pero lo cierto es que, si tienen su número, normalmente es porque pueden tenerlo y la ley les ampara en esto.
Cuando te haces cliente de una empresa y facilitas tus datos, entre los que suele estar tu número de teléfono, estás autorizando a que esta empresa use dichos datos. Por tanto, estás autorizando a que se realicen llamadas de teléfono.
No te sorprendas si te llaman empresas call center en a coruña siendo de cualquier otro lugar de España, por ejemplo, ya que se trata de servicios que están descentralizados y que ni tan siquiera tienen por qué estar en el mismo lugar que la empresa a la que has cedido tus datos.
Con frecuencia, muchas veces autorizamos también a que la empresa pueda proporcionar la información que tienen sobre nosotros a terceros para que nos hagan ofertas. Es el típico recuadro que hay que marcar expresamente y que muy a menudo marcamos sin leer siquiera. Por tanto, la empresa puede pasar nuestro número de teléfono a otras empresas del mismo grupo para que realicen ofertas telefónicas, por correo electrónico o por otros medios.
Desde hace muchos años, en España existe la Lista Robinson, pero no basta anotarse en ella. Si luego autorizamos a la empresa a que use nuestros datos, servirá de poco o de nada estar anotados. La nueva ley de protección de datos europea es bastante más estricta, pero nuevamente no va a valer de nada si damos autorizaciones que ni tan siquiera leemos.
Una de las trampas con la que muchas empresas consiguen que autorices son los sorteos. Con el cebo de un jugoso premio te piden que autorices el tratamiento de tus datos como condición para poder participar. Muchas personas, llevadas por el interés en ganar el premio, dan datos como nombre, teléfono, dirección física e incluso DNI o ingresos anuales. Y, además, permiten que estos datos sean cedidos a terceros.
Por eso, la próxima vez que un teleoperador te llame a la hora de la siesta, piénsatelo bien antes de darle una mala contestación. Seguramente, tú le hayas invitado a realizar esa llamada proporcionando información sin control.