Esta es la historia de cómo cambié mi dinero a otro banco. Tras muchos años siendo fiel a una entidad financiera (si es que se puede ser fiel a algo así) me obligaron a cambiar. Y digo me obligaron porque en esa firma parece, al menos según mi experiencia y la de otras personas de mi entorno, que están empeñados en perder clientes.
Yo creo que esto pasa, a veces, cuando una empresa se hace demasiado grande y depende de otros factores que no son sus humildes clientes no multimillonarios. Hace unos meses mi querida ex entidad bancaria decidió aplicar una comisión de 3 euros mensuales al uso de tarjetas aplicable a determinadas cuentas corrientes, entre las que estaba la mía, por supuesto. Esta fue la gota que colmó el vaso de mi paciencia y me pasé a cuenta evo inteligente.
Al final, es verdad que uno se hace millonario por cambiar a un banco en el que ofrezca cuentas con cero comisiones, pero no se trata tanto de dinero, al menos en mi caso, sino de respeto. Me quedé con la sensación de que no me respetaban en mi anterior banco.
Como digo, la comisionaza fue lo último, pero antes ya había tenido sucesivos encontronazos con ellos. Por ejemplo, cuando perdí mi tarjeta de débito y pasé dos meses esperando a que me llegara otra. El contacto por teléfono fue más que lamentable. Y no solo fue una operadora, porque cualquier persona puede tener un mal día, sino que fueron varias en cuestión de horas, y ninguna fue los suficientemente amable y/o eficaz para solucionar mi problema. Al final, me di por vencido y tuve que esperar unos días para recargar energías y volverlo a intentar.
El tratamiento en las oficinas tampoco es mucho mejor. Se nota que el sector vive un momento difícil, pero eso no es óbice para que los clientes tengamos que ser siempre los que paguemos el pato. Nunca salgo enteramente satisfecho de una oficina bancaria. Así es que pensé: ¿para qué quiero tantas oficinas, si nadie atiende bien?
Por el momento, con mi cuenta evo inteligente me va mucho mejor, cero comisiones, más profesionalidad y más respeto por el cliente.