Las excursiones escolares tienen diferentes fines. Para empezar, son una manera de que entre los chavales de una clase se fortalezcan los vínculos. Salir a pasar el día juntos fuera del ambiente de la clase hará que se conozcan mejor, que compartan cosas distintas y que se hagan más amigos, limando posibles asperezas. Esto contribuirá a que haya un mejor ambiente en la clase y puede ayudar a que se comiencen a eliminar posibles situaciones germinales de acoso.
También se fortalecen los lazos con los profesores, que son vistos no solo como esas personas que enseñan y que están en otro nivel en el aula, durante la excursión son también personas que se divierten y lo pasan bien junto a nosotros. Por lo que surge una sensación de empatía mutua.
Las excursiones suelen tener también un componente didáctico. Los alumnos conocen su entorno, visitan lugares de interés histórico y ven en vivo y en directo algunas de las cosas que estudian en los libros. Todo esto las convierte en actividades divertidas y muy deseables en cualquier centro escolar. Pero para que sean un éxito también deben de resultar económicas.
Es importante que todos los alumnos puedan participar y para ello las excursiones tienen que estar financiadas por el colegio o tener un coste muy bajo para los participantes. Y una buena opción para disfrutar de todo lo que hemos dicho es un paseo en barco a moaña para los estudiantes de Vigo.
Durante la excursión podrán conocer un poco más sobre las bateas de mejillones de la ría, conocer la situación exacta de la Península do Morrazo respecto a Vigo y sobre la forma de la ría y la situación de los pueblos más conocidos que están al otro lado, como Moaña o Cangas.