Los vestidos de ceremonias para niñas son muy bonitos y permiten que las niñas parezcan princesitas de cuento. Pero a veces, entran mucho por los ojos de los papis, pero no son los que necesitan las niñas, especialmente cuando son muy pequeñitas.
Hasta los tres años, las niñas son demasiado pequeñas para poder vestirlas de ceremonia con comodidad, entendiendo por ropa de ceremonia los vestidos con mucho vuelo, tules, cinturones, coronas de flores etc. Antes de esta edad, lo mejor es optar por vestidos cortos con ranitas a juego que tengan un bonito estampado, pero que sean muy cómodos para una niña que todavía caminará con cierta dificultad y que no quiere nada que le moleste. Unos zapatos muy flexibles son todo lo que necesita, escapando de los tejidos rígidos como el charol que no permiten que muevan sus pies con naturalidad. En cuanto al pelo, las diademas sin nada que pueda pinchar o lastimar son las más adecuadas, así como los gorritos de punto suave.
A partir de los tres años y hasta los seis o siete, el tipo de ropa va a depender en gran medida del carácter de la niña. Si es una niña tranquila a la que le guste presumir, se puede comenzar a incorporar poco a poco los trajes de ceremonia más típicos, incluso los que llevan algún can-can. Pero si la niña es inquieta, le gusta mucho jugar y salta y corre todo el tiempo, es mejor que los vestidos de algodón, bonitos y elegantes, sean los que protagonicen sus looks de evento. Se trata de que la niña esté cómoda y no se sienta totalmente encorsetada y limitada, porque entonces acabará odiando los eventos y este tipo de ropa.
A partir de los seis o siete años, la niña ya tiene edad para entender que en un evento se espera de ella un cierto comportamiento y también una manera de vestir especial. Puede entonces comenzar a ponerse vestidos de ceremonia más pomposos, pero siempre acorde con su forma de ser y con sus gustos. A esta edad, también puede aceptar peinados más elaborados y complementos ya que, aunque le guste jugar, ya sabe hacerlo de una manera más contenida cuando es necesario.
Si adaptamos el vestido de nuestras hijas a su edad y a su carácter, conseguiremos que vaya creando su propio estilo de una forma tranquila y natural.