Hace unos diez años dejé de tomar leche. Desde todos los flancos recibía información que defendía la necesidad de dejar tomar leche, que el ser humano no debe tomarla una vez que supera la infancia, que crea problemas de estómago y un montón de cosas más. Varias personas cercanas ya habían dejado la leche y decían sentirse súper bien consigo mismas. Así que decidí que yo también quería ser muy feliz sin leche en mi vida.
Debo decir que al principio no me costó mucho y sí que es cierto que noté cierta mejoría en las digestiones. Es algo que ahora todavía no acabo de entender muy bien y si realmente sería debido a dejar de tomar leche. Se da la circunstancia de que yo solía tomar bastante leche entera, en vez de desnatada como la mayoría. Me gustaba (y me gusta) el sabor de la leche y considero que la desnatada no es lo mismo, aunque sea un buen ‘invento’ para muchos consumidores ya que lleva menos grasa.
Lo que hice fue sustituir la leche por bebidas vegetales, sobre todo de soja, y al principio le pillé el tranquillo. Y como estaba bastante animado por lo que me contaban todo fue bien. Pero meses después, volví a tener mis pequeños problemillas estomacales que se habían atribuido al consumo de leche. No es nada del otro mundo, pero de vez en cuando me crea molestias. Y lo peor fue que me vi cogiendo peso. También fue un proceso gradual y no sé hasta qué punto influyó el hecho de sustituir la leche entera por bebidas vegetales y otros alimentos, pero gané peso y eso me fastidió bastante.
Un par de años después de dejar la leche ya no sabía muy bien qué beneficios había tenido y si tenía bastante claro las pérdidas. Así que llevé la contraria a mis amigos ‘nutricionistas’ y volví a la leche. Y tampoco puedo decir que ahora sea más ‘feliz’ pero me siento más yo porque me gusta la leche y forma parte de mi dieta. Y no creo que haya razón suficiente para tener que dejarla.