Cada persona tiene una media de 100.000 a 200.000 fibras capilares. Si se toman todas esas hebras individuales y se juntan, en realidad son bastante fuertes y resistentes contra las amenazas habituales del verano, como la sequedad o la humedad.
Los dermatólogos de Vigo siempre advierten a sus pacientes de los peligros de la exposición a la radiación ultravioleta, especialmente en verano. Usar sombreros y llevar paraguas puede ayudar a protegerse de este peligro y evitar que el cabello se reseque y se debilite. Hay que extremar la precaución con los utensilios de peinado con calor, como rizadores y secadores, ya que el uso de estos aparatos a la máxima temperatura puede causar daños irreparables en el cabello.
El atractivo de irse a dormir con el pelo mojado después de una ducha o un baño puede aumentar por la sensación de calor y asfixia. Sin embargo, los dermatólogos no sugieren este método. El exceso de humedad en la fibra capilar la hace más susceptible, provoca molestias e inflamación y contribuye a la aparición de caspa, así como de resfriados y otras enfermedades del organismo.
Sin embargo, cuando se utilizan con demasiada frecuencia, los tintes y decolorantes son perjudiciales para la salud del cabello. Pueden producirse quemaduras, irritaciones, dermatitis e infecciones por no seguir las indicaciones del fabricante. Por ello, estos productos deben utilizarse sólo ocasionalmente.
La frecuencia con la que se lava el cabello puede influir en su salud general, aunque no hay un consenso claro sobre la frecuencia ideal. La mayoría de los expertos coinciden en que lo mejor es el lavado diario, preferiblemente con agua fría, ya que el agua caliente puede resecar el cabello, mientras que las bajas temperaturas ayudan a mejorar la circulación y a sellar las cutículas.