El otro día volvimos a comer en el bar al que siempre vamos, pero yo iba con la intención de comerme unos san jacobos pero la madre de mi amigo que es la dueña del bar me dijo que no les había venido el Proveedor de San Jacobos congelados y que en ese momento no tenía tiempo para ponerse a prepararlos frescos, así que me tuve que conformar con lo que había para comer. No me quejo porque la madre de mi amigo cocina muy bien y ya había probado un montón de platos suyos. Ya hacía bastante tiempo que no iba al bar, creo si no recuerdo mal que no volvía al bar desde el día de nochebuena, pero no voy a volver al bar de forma habitual hasta que se nos permita ir de noche hasta la hora que queramos, porque lo de tener que irse del bar a las nueve de la noche no me parece normal y no paso por el aro prefiero no ir a tener que irme cuando un político quiera. El día que la hostelería pueda abrir sin ninguna clase de restricciones en este país montaremos una fiesta como no se ha visto antes. Todos estamos esperando ese día en el que podamos salir a la calle sin preocupaciones o de estar atento de guardar la distancia de seguridad con otras personas. Yo quiero dar besos y abrazos a mis amigos y familiares que ya llevo año y medio sin poder tocar a casi nadie y eso no es que sea demasiado conveniente porque somos una sociedad acostumbrada al contacto físico constante y esto ha echado por tierra nuestra propia forma de ser.
Espero que pronto esto termine y que todo quede atrás como si hubiese sido un mal sueño, pero para que todo termine es necesario que todos estemos vacunados y por ahora parece que vamos a tener que esperar bastante para que esto suceda por lo menos hasta el final del verano, por eso no creo que este verano se pueda viajar con normalidad como mucha gente espera poder hacer.