Todos hemos tomado alguna vez un yogurt, uno más de tantos productos de la leche que tenemos en nuestra dieta, pero no sabemos al 100 % como se originó.
Aunque hoy día se come a lo largo y ancho de todo el mundo, el origen del yogurt se estima en la zona de Turquía, mucho antes de lo que podríamos pensar. Se considera incluso que podría haberse empezado a consumir antes de que comenzara la agricultura como hoy la conocemos.
Los pueblos nómadas de la zona viajaban de un lado a otro con la leche de sus animales transportada en sacos de piel. Los largos trayectos en los que subía la temperatura junto con el calor que desprendían los animales encargados de transportarla hacía que la leche se cuajara y fermentara por la acción de bacterias ácidas de su interior.
La masa formada seguía el mismo procedimiento que el utilizado hoy día para crear un yogurt. Así, servía de sustento alimenticio a los pueblos nómadas de la zona, hasta ir expandiéndose por más poblaciones.
Gracias al trabajo de pueblos antiquísimos ahora podemos disfrutar a diario de un alimento más proveniente de la leche y con grandes beneficios para el organismo.